viernes, 11 de abril de 2014

El tío Tupelo y su movimiento No Depression


En los 90's la misión parecía ser, saludablemente, acabar con el falso glamour de los ochentas. De hombres con cabelleras rubias perfectas bailando en sus leotardos atigrados, y cantando: girls, girls, girls... De lujos, de ostentación, de cocaína y de rockstars más grandes que la vida.

Por una parte, la de mtv y de revistas, el grunge rompe con influencias y obras muy disparejas. Nirvana, regresando la mirada al punk, viene a ser el estandarte. Por la otra, la de estaciones de radio alternativa y de bares de poca monta,  tenemos a Uncle Tupelo, que aunque también vuelve al punk, tiene una base absolutamente folk.

Con influencias country como The Carter Family, The louvin' brothers y Hank Williams, las canciones de Uncle Tupelo hablan de la vida del hombre común de clase media/baja, que debe hacerlas irremediablemente en un trabajo basura y debe, debe emborracharse todos los viernes porque simplemente no hay nada más que hacer en su pueblito de mierda y, carajos, no hay otra manera de soportar el trabajo más que dándole al botón de reset de vez en cuando.

Pero, me proyecto.


Persuaded, paraded, inebriated and down
Still aware of everything life carries on without
'Cause there's one too many faces with dollar sign smiles
I got to find the shortest path to the bar for a while

Con este su primer disco, le dan nacimiento al movimiento No Depression. Se les llama padres del "country alternativo". Con claras influencias punk, llenaron de frescura y novedad la música tradicional norteamericana. Donde el grunge ha muerto, esta mezcla de música folk con rock & roll persiste hoy más que nunca en bandas como Wilco, Black Keys, Alabama Shakes, Arcade Fire (canadienses), Elvis Perkins, Fleet Foxes, Mumford and Sons, and so on and so on and so on...

Gracias al abuelo Neil Young. Gracias, Tío Tupelo, por acabar con esto:



Estaba seguro de que hoy me iban a despedir. Así que, con su permiso, me voy a sentar a un bar antes de que esta vida puta me quiebre el alma. Adiós, pajaritos de dios.