Entre finales de los
ochentas y principios de los noventas, el Hip Hop se consolida como
un género popular y vive, a consenso general de la crítica, su
época dorada. Por un lado, el más comercial quizás, se tenía el
“ganster” rap con la participación de artistas que a la fecha se
mantienen vigentes, si bien en estilos o rubros diferentes del medio.
Nombres como N.W.A., Dr. Dre, Snoop Dog, LL Cool J, entre muchos
otros, lideraban las carteleras y acaparaban la atención y
fascinación de blanquitos y negros por igual.
Si bien es cierto que
hubo mucha polémica mediática por los temas que muchos de estos
artistas abordaban en sus discos, su mérito era y continuará siendo
indiscutible en la mayoría de los casos. Si las letras de las
canciones eran en gran medida de contenido fuerte, eso era porque
retrataban fielmente las realidades sub-suburbanas (?) de las cuales
estas provenían. Se hablaba de la discriminación racial, del abuso
del policía blanco en los barrios negros (tema que arde especialmente
al gringo blanco, por ser cierto, tanto que en la actualidad resurge
como tema de discusión), de la vida de food stamps y handshake drugs
en los ghettos, en fin, de la supervivencia en un mundo ridículamente
desbalanceado en oportunidades. Claro que también se hablaba de la
juerga, del gin & juice en los porches de sus casas en Compton,
de los negocios dudosos en los que se veía inmiscuido todo buen
hustler para poder llevar el pan a la mesa.
Todos estos tópicos, en
realidad, ya habían sido tocados por artistas afroamericanos a
diestra y siniestra decadas antes (Un cantante soul como Curtis
Mayfield, me viene a la mente, por ejemplo. Un grupo de funk como Sly
& the family Stone, también.). La novedad ciertamente no era la
temática, ni tampoco la apariencia o la jerga (el funk fue
especialmente reconocido por valerse de eso), pero ¿entonces qué?
Pues la novedad yacía, como ocurre con todo género musical, en el
ritmo.
Y ahí es donde el Hip
Hop, entrando a los noventas, se pone realmente interesante. Por el
puro movimiento natural de las cosas, una vez un género se ha
consolidado, el siguiente paso es que se fusione con otros. Nacen
grupos como los Beastie Boys y Public Enemy, con una tendencia
notablemente parecida en actitud y sonido al rock & roll y al
punk, por un lado. Y por otro, personajes ahora infames como MC
Hammer y Vanilla Ice, se inclinan más al pop que a otra cosa.
Pero los noventas eran
tiempos idoneos para experimentar aún más. De hecho, había toda
una escena alternativa que te permitía ser “raro” y aún así
sonar en la radio, salir en la tele y así vender discos y dar
conciertos a públicos amplios. En el Hip Hop se empiezan a dar casos
realmente interesantes como De la Soul y A tribe called Quest que, al
igual que sus contemporáneos, atacan los temas sociales pero con la
diferencia de que se valen de géneros como el soul, el reggae, el
blues y hasta del jazz. Mirando constantemente hacia atrás, hacia el
trabajo de sus ancestros, intentan llevar adelante a su gente en un
especie de esfuerzo por crear conciencia no solo social sino también
histórica, más bien histórica.
Era preciso que alguien
se encargara de pasar el relevo musical a las nuevas generaciones que
ahora gozaban de acceso inmediato a cientos de emisoras de radio y
millones de videos musicales, que alguien les recordara cuan extenso
había sido el trabajo anterior, que habían existido antes géneros
musicales tan maravillosos como el blues, que hubo toda una escuela
de soul llamada Motown, que existieron excentricidades como el funk y
que, en un tiempo no muy lejano, los negros dieron nacimiento al
único estilo musical que se puede llamar propiamente Estado
Estadounidense: el jazz, este siendo, sin dudas, el aporte más elevado de
la cultura afroamericana a su país.
En fusionar este género,
precisamente, con el Hip Hop se enfocaría un grupo en particular:
Digable Planets.
Digable planets estaba
formado por tres integrantes: Butterfly, Doodlebug y la chica
Ladybug. Su primer disco titulado Reachin': a new refutation of
time and space sale en el 93. Es
un exito inmediato: los críticos lo amaron, pusieron un hit en el
top 20 y hasta se ganaron un grammy por “Best new duo or group”.
Su ambiguedad músical les permite ganar aire en emisoras tanto de
hip hop como de rock y de alternativa, adquiriendo así un grupo de
seguidores bastante ecléctico.
Pongamos
atención al título, o más bien al subtitulo del disco: una nueva
refutación del tiempo y el espacio. Muy al punto, porque eso es
deliberadamente lo que estos personajes intentaron -exitosamente-
hacer: Reachin' es una
especie de paseo por la escena jazz de los cincuentas y sesentas,
pero no es un paseo... digamos, pasivo. Las referencias líricas y
auditivas antiguas no van pasando por nuestros oídos mientras
nosotros permanecemos inertes en la época actual, no, Digable trae
las referencias aquí en algunas canciones y, en otras, nos lleva a
nosotros hacia ellas, refutando así el tiempo y el espacio.
Time and Space,
se llama una de las canciones y habla en una parte sobre como unos
niños en New York corretean por ahí escuchando el increíble Hot
Buttered Soul de Issac Hayes de
fondo. It's good to be here,
la que abre el disco, inicia con un sonido ambiente como de bar de
jazz, copas chocan entre ellas, personas murmuran y hasta casi se
puede oler humo de tabaco... Se menciona el funk, al legendario
Hendrix y hasta a un personaje que utilizaba Parliament en sus
canciones: Starchild. Dicen ahí: “We
love it where we from but we kick it where we at”.
Una
celebración de las raíces que ahora echan flores en el presente.
Reachin´
bien podría funcionar como una pequeña enciclopedia de jazz, pues
hace referencia directa a una larga lista de nombres clave, algunos
muy famosos, otros bastante oscuros. Para dar una idea (y por si a
alguien le sirve como guía), se mencionan por nombre a los
jazzistas:
- Charles Mingus, bajista/piano
- Miles Davis, trompeta
- Bud Powell, pianista
- Dizzy Gillespie, trompeta
- Hank Mobley, saxófono
- Eric Dolphy, piano
- John Coltrane, saxófon
- Ornete Coleman, saxófon
- Thelonious Monk, pianista
... y
así, muchos más. Con eso basta y sobra para comenzar la
aventura.... pero, por si eso fuera poco, el grupo se vale de samples
de infinidad de canciones de músicos como: Herbie Hancock, Grant
Green, James Brown, Sonny Rollins y un gran etcétera- para terminar
de configurar su arriesgada propuesta. Cuando se presentaban en vivo,
lo hacían acompañados de un set de músicos más parecido a uno de
jazz que de Hip-Hop y de hecho, ya en su segundo disco, Blowout del
94, reducen el uso de samples y aumentan el uso de música original,
inclinados aún más al jazz, incluyendo incluso solos
instrumentales.
Entonces
cuando uno escucha las canciones de Reachin',
por transferencia o por añadidura, uno está escuchando las
canciones viejas de todos esos artistas, casi siempre partes de
varias y varios en una misma- refutando de nuevo el tiempo y el
espacio al presentarnos en una misma canción versiones distintas de
distintos universos.
Qué
buen viaje.
*Publicado originalmente en la revista Saku (#6)
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